La foto [Isabella]

Después del pequeño encontronazo con Isabella Cullen, me había dirigido a mi casa con intención de sonsacarle algo allí, al fin y al cabo era mi terreno y aquí se sentiría más angustiada.

Preparé cuatro cosas mientras la esperaba. Cogí la foto y la puse encima del televisor para que la viera al entrar y poco a poco fui ideando mi maléfico plan. Pero mis pensamientos fueron enterrunpidos por el repiqueteo de la puerta, mi invitada acababa de llegar.

Eran las ocho en punto cuando llegué a la casa de Heidi, después de haber seguído su rastro por el bosque.
Subí las escaleras de porche y toqué la puerta un par de veces.
Me sentía algo incomoda, pero debía hacer cualquier cosa por conseguír esa foto, todo por supuesto menos darle informacón sobre los planes que llevabamos. No podía poner en riesgo a Jacob.

Troné mis dedos ántes de que Heidi abriera la puerta, y justo cuando iba a volver a llamar otra vez la puerta se abrió
- Aquí estoy- murmuré adelantandome un paso más

-Pasa, pasa.-le dije con un exagerado movimiento manos.-Creo que tu y yo tenemos muchas cosas que contarnos.-me reí sonoramente.

La acompañé hasta el salón de la casa, aunque no era muy grande ni extenso tenía un bonito colorido que en Volterra echaba en falta. Quizás eso iba a chocar a mi invitada, todo el mundo creía que los Vulturis idolatrábamos la oscuridad.

La aposenté en el sillón más extenso que estaba sitiado delante de la televisión con la foto girada, la intriga podría con ella. Cogí una silla y me senté dealnte suya como si de un interrogatorio de sa tratara y además eso me daba más visibilidad antes sus prósimos movimientos.

-¿Quieres?.-le ofrecí un poco de la sangre humana que me había llevado embasada del último turista al que habíamos matado.-¡Ah!, bueno no, es sangre huamana.-la tenté y retiré el vaso. Entonces me volví a reir, supongo que no habría sido de su agrado pero me daba igual.

Me levanté con un movimiento brusco pero rápido para que no esperara lo que iba ha hacer y cogí la foto.

-¡Uy!, ¿Te he asustado?.-dije irónicamente ocultando una sonrisilla.-¿Ves esta foto? Detrás está el rostro de tu hija, por cada información errónea que me des se le irá un trozo y no me entretengas. Tengo prisa.-le dije seria, quizás con un tono más lúgubre del que esperaba.

Entré a la casa sin perderla de vista ni un segundo. Hice caso omiso a todas sus palabras y caminé hacia el salón haciendo que mis pasos sonaran mas fuerte de lo normal.
No me esperaba ese decorado, realmente me imaginaba algo más al estilo Vulturi, no tanto color.
No hice comenteario ninguno y me senté en el sofá al que Heidi me había conducido.
Me sentía algo incomoda, ya que este no era mi territorio, pero como ya sabía no sería de ninguna dificultad si quería matarla, era una luchadora lo bastante buena como para enfrentarme mano a mano con ella. Las peleas con Jasper sin duda me habían servido para mejorar mucho mi tecnica.

Seguí recorriendo el salón con la vista por unos momentos mientras ella acercaba una silla y se sentana delante de mi. Pude ver una foto dada vuelta sobre el televisor y me imagine que allí debía estar la cara de mi hija, a la que no veí hacia tantos años.
Pude sentír aquel delicioso pero prohibido olor a sangre humana y entónces me di cuenta de lo que me estaba ofreciendo.
- No gracias - contesté con un tono muy educado para la ocación, no tenía que dejarme vencer por mi intinto asesino si quería lograr algo esta noche- Acabo de aliemntarme- dije señalando mis ojos de un dorado intenso. Retiró el baso acompañando con una de sus burlas.

Con un movimiento que no había previsto se levantó de su asiento y tomó la foto que reposaba sobre el televisor.
Instantaneamete me pare acompasando mis movimientos a los suyos.
Pero entonces volvío a hablarme socarronamete como siempre.
- No me has asustado, solamente estuviste a punto de quedarte sin cabeza- le comtesté irritada pero sin expresarlo en mi voz.
- Vamos, pregunta todo lo que quieras. No estoy para juegos, tengo cosas más importantes que hacer - no diría ni una sola palabra por más que las ganas de ver esa foto me carcomieran.

-Así que amenazando a tu anfitriona. No, no. Creo que tendré que hacer una visita a tu Edward para que te enseñe como comportarte con un Vulturi.-Le dije acompañando todo con gestos.

Me incliné un poco hacia delante para poder ver sus ojos de cerca, normalmente la gente cuando mentía solía tener un tic extraño, algo que los delataba y a decir verdad, mi expreiencia era larga y tendida puesto que de tantos años cazando humanos una se acostumbra a diferenciar mentiras de verdades. Algo me decía pero que iba a ser complicado.

-Bien, empecemos.-le dije.-Sé y me consta de que queréis o ya os habéis infiltrado entre la guardçia Vultiri. Últimamente las visitas a Volterra de extraños se ha multiplicado y no es de esperar que uno de ellos sea vosotros. Además desafortunadamente me ha llegado a oídos que tú querido lobito al que tú tanta estima le tienes se ha dado como voluntario para unirse a la manada de licántropos.-Dije sin dejar de respirar, después de todo no lo necesitaba.

Cambié un poco la posición, de estar tan rodeada de humanos se me habían pegado sus costumbres.

-Pero bueno, vayamos al grano.-proseguí.-¿Quién es Claire Young y qué busca?.-le dije casi interrogándola

Escuché sus palabras mirandolo con un gesto de aburrimiento y algo de asco.
- No metas a Edward en esto, estamos hablando nosotras- murmuré, el sentimiento protector afloró en mi cada vez que alguien mencionaba a mi esposo.
Esrutó mi rostro por un rato acercandose más a mi. No cambié ni un segundo aquella mascara que para mi sorpresa me estaba saliendo tan bien. Sonreí por un momento pedantemente. Odiaba esta parte de mi, pero los Vulturis hacían que esta parte de mi saliera a la luz.

Comenzó a hablarme, todo lo que estaba diciendo era cierto, pero no iba a decír ni una sola palabra, no valía la pena.
- No sé nada de lobos, nuestra antigua alianza ya no existe- mentí, no entregaría a Jacob.
Pero su otra pregunta me desconcertó un poco, que tenía que ver Claire en todo esto.
- ¿Claire?- pregunté sin entender-- Ni siquiera la conozco, es la sobrina de una Quileute- informé- Y no sé si sabías, pero no puedo ir a La Push- le dije con un tono brulón. No entendía porque tenía que saber todas esas cosas.- No entiendo que tengo que ver yo con esa humana-

Reí ante la sandez que acababa de decir, era obvio que seguían teniendo relaciones con los licántropos. El lobucho estaba impregnado de Renesmee y estaba por supuesto que no se rendirían fácilmente.

-¡MEEC!, repuesta incorrecta.-le dije remarcando el sonido de un botón. Cogí la foto y la partí por la mitad.

Esperé su respuesta motora y seguí.
-Así que claire es una sobrina de los Young de la Push.-dije pensativa.-Era una humana ahora es una vampira.-dije esperando una respuesta. Sabía como reaccionaria si era verdad o no. Lo tenía seguro.

-¿Qué busca?.-Dije.-Y no esperes que piense que no tenéis ninguna relación con lo licántropos puesto que en la batalla final estabais, como decirlo... Muy compenetrados.-le dije volviendo ha hacer gestos con las manos.

-¿Vas a decir algo?.-le pregunté de repente, sabía que no se esperaría esa pregunta y yo ahora tenía prisa. Mi móvil acababa de sonar, era un mensaje dónde se me avisaba de la llegada de Jacob Black a Volterra y se me instabab volver.

Partió la foto por la mitad y el estomagó se me encogió.
Tenía que mentir mejor, así que comenc´a maquinar en mi cabeza algo que decír mientras etiraba la mano en dirección a la foto para que no siguiera rompiendola.

Me sorprendí cuando dijo que Claire era ahora un vampiro.
- ¿Vampiro?, ¿cómo?- Sabía que Quil estaba imprimado con ella, no entendía como había terminado siendo un vampiro bajo su protección.
- No tengo ni idea de que quiere Claire- contesté con sinceridad mientras armaba un plan en mi cabeza para responder a la pregunta que mas esperaba, la de Jake.
- Aquella batalla fue hace diecisiete años- dije con algo de desesperación fingida para que me creyera.
- La alianza se rompió el día que se la llevaron. Jacob casi mata a Edward por no detenerlos- mentí.

El móvil de Heidi sonó y me quedé callada por un momento hasta que volvío a preguntar.
- Eso es todo lo que sé, es la verdad. No he vuelto a saber de los lobos-

Era buena mintiendo, muy buena. Incluso resultaba creíble. En el fondo no me gustaba ver sufrir a una madre puesto que sabía lo que era pero eran órdenes directas de Aro y yo no las podía incumplir si quería salir viva. Además la eternidad es un tiempo demasiado largo.

La miré a los ojos, miré su mano y luego miré la foto. Sabía que mentía pero no le podría sonsacar nada, había tenido sin dudas buenos maestros.

-Querida Isabella, sé que no te podré sonsacar nada así que...-con movimientos rápidos rompí la foto. Esperé a su reacción, si no era exagerada tenía una sorpresilla para ella.

Me volví a levantar de la silla, la dejé a mis espaldas y le dije:
-¿Me puedo fiar de que no me atacarás?.-dije con sorna mientras rebuscaba algo entre las tarjetas de mi cartera.

-¡Aquí estás!.-me dije a mi misma al encontrar lo que estaba buscando.-Toma.-me giré y le tiré el papel que estaba entre mis manos, era la foto de Renesmee.

-No te pienses que siempre serás así.-le dije mientras recogía todas las cosas que había sacado del bolso.

Pedía a todos los santos del cielo para creyera mi mentira.
Se resignó, como sabía yo desde el principio y al parecer ella se había dado cuenta tarde, no iba a decír ni una sola palabra de lo que estabamos planeando.
Rompió la foto y enseguida me paré del sillón midiendo la distancia para atacarla.

Me iba a abalanzar sobre ella, entonces giró y comenzó a rebuscar entre sus cosas.
La curiosidad me invadió y me frené en ese momento.
Habló por unos momentos consigo misma para luego sacar de dentro de su bolso un papel algo arrugado que tiró hacia mi, el cual voló lentamente cayendo a mis piés.
Me agaché despacio y tomé la foto entre mis manos.
No había palabras para describir los sentimientos que me invadieron en ese momento.

Recorrí aquel rostro con mi dedo índice, sintiendo una inemsa alegría.
No necesitaba preguntar si era Renesmee, lo sabía a la perfección. El rostro de Edward pero en femenino estaba reflejado en aquel papel. Como yo quería había heredado toda su hermosura y hasta el color broncineo de su cabello, la única diferencia, era que sus ojos no eran de un intenso color verde como fueron los de Edward en sus épocas de humano, sino de un color achocolatado que hizo que me estremeciera hasta los huesos. Eran un calco de lo que habían sido los mios.
Suspiré y cerré los ojos, sin importarme si aquel segundo Heidi me mataría o no. La alegría junto con una sensación amarga recorrió mi ser. Era la primera vez que veía el rostro de Renesmee, desde aquel doloroso día, cuando me la habían arrebatado.
Volví a abrir los ojos y entónces me derrumbé, cayendo de rodillas al suelo sin dejar de mirar la foto en ningún momento.
- Gracias-susurré con la voz atormentada.
Aunque no qusiera me sentía en la obligación de darle las gracias, no esperaba que me la entregara de todos modos.

-Tómalo como una cortesía mía, pero no te acostumbres.-le dije mirándola desde el suelo y recordando que ese sentimiento yo lo tenía a todas horas. Por suerte o por desgracia yo no recordaba nada de mi pasado cómo humana. Sabía que me había lavado la mente un vampiro que tenía ese don pero ya lo daba todo por perdido, eran muchos años viviendo con los Vulturi.

Cerré los ojos y retomé mi rostro sereno, el pasado es un tema del que odiaba pensar. La miré desde el suelo y le ofrecí mi mano para que se levantara al fin y al cabo no se me daba tan bien hacer el papel de mala.

-Digamos que sé lo que se siente.-le dije mirándola a los ojos directamente con mi color violeta a los suyos dorados y esperando una respuesta por su parte.

-De ésto ni una palabra a nadie.-le dije con un dedo delante de mi cara indicando cautela.-yo no quiero líos, y supongo que tú tampoco. Además no es bueno que sepan según que faceta de mi personalidad.

Miré a mi alrededor, cuánto había cambiado ese lugar desde la primera vez que lo visité. Recordé a la vieja señora Stackhouse regando las plantas cuándo yo llegaba, era una señora caucásica de ojos azules que desembocaba hermosura por todos los poros de su piel. Sin duda había sido una mujer muy hermosa.

Cerré lo ojos y los volví ha abrir, qué daría yo por recordar mi pasado...

Noté como la voz de Heidi se suavizaba un poco.
Seguí mirando la foto por un momento más. Me parecía estar tan cerca de ella, me agradaba pensar que esa foto pudo haber estado en sus manos en algún momento.
Extendió una de sus manos hacia mi, no puedo negar que dude el tomarla, pero al final lo hice. No me encontraba en el mejor momento para pensar ahora.
Me levanté del suelo con su ayuda, aferrando la fotografía entre mis manos como el mayor tesoro.

Me pareció escuchar mal, pero después de analizar las palabras con mucha dificultad pude saber que eran ciertas. Al parecer no todos los Vulturis carecían de sentimientos.
- Gracias, en serio...- volví a murmurar, mientras que al igual que ella dirigía mi vista a sus ojos, que por suerte no eran de es color rojo brillante.

Asentí con su pedido, no iba anegarme, se lo debía.
- No te preocupes. Esto no saldrá de mi boca-aseguré.- Problemas es lo último que quiero-
Volví a mirar la foto y pensé un millón de preguntas parab hacele, pero seguro que no era comveniente. Solame te quería sacarme una de las dudas.
- ¿Podría preguntar algo?- dije con cautela y ya mucho mas tranquila.- Si no es un abuso, claro- agregué

-Tranquila no te la voy a quitar.- Le dije señalando la manera en que Bella agarraba la foto. El anhelo que sentía por el tiempo qu había perdido sin su hija era arrebatador. Un sentimiento tan puro, tan fuerte, tan... definitivamente tan humano que le hacían caer todos los muros que mentalmente había sido tan cuidadosa de crear minuciosamente.

Fue entonces cuando me puse a pensar, sabia que los Vulturis eran mi familia encuanto al ''rebacimiento'' por llamarlo de alguna manera. Pero un sentimiento que todavía desconocía pero que cada vez se hacia más intenso.

Pero mis pensamientos fueron parados bruscamente al oír la entrecortada voz de mi acompañante, su pregunta me había abierto la curiosidad. ¿Qué debía querer saber?, seguramente era algo relacionado con Renesmee. Así que Levante la mirada hasta sus ojos nuevamente y contesté.

-Depende de lo que quieras saber.- le dije esta vez sí con mi tono de siempre.-ya te he dicho que no te acostumbres a según que cosas.

No me había dado cuenta, pero aún seguía agarrada a la muchacha así que le solté la mano, cambié la postura y me apoyé sobre el pie derecho.

-Dispara.-Dije esperando su formulación con curiosidad.

Sonreí de lado con lo que me dijo, pero esto hizo que la tomara aún con mas fuerza.
Por fín podía tener una imágen más reciente de mi hija. La ganas por verla personalmente antararon. Un buen presentimiento me embargaba, no se porque razón sabía que lo haría y pronto, aunque fuera lo último que hiciera en mi vida.
Si hubiera sido posible me hubiera tomado un avión en ese momento.

Su voz volvío a la normalidad y supé que se había terminado la "tregua" por así llamarlo. Me puse en guardia otra vez solo por si era necesario no tenía planeado atacar.
- Es solo una pequeña curiosidad- respondí a lo que me había dicho.
Todaviá seguía con su mano en la mía e iba a soltarla cuando ella lo hizo primero.

Me sentía algo rara después de todo lo que había pasado.
Volvió a dirigirse a mi y supire ante su positiva.
- Solo quería saber cuanto tiempo tien esta foto... y si ha estado en sus manos.- dije volviendo la vist a la foto por millonésima vez para luego volverla a su rostro.

La miré a ella y vi como miraba la foto. Levante la cabeza miré al techo y cerré los ojos, necesitaba concentrarme. Miles de pequeñas imágenes me venían a la cabeza en forma de recuerdos un tanto lejanos.

-Esta foto fue tomada en Mayo-.Ledije en voz alta.-- Acababa de llegar de un pequeño tour turístico con final trágico por Volterra. Recuerdo que buscaba a Gianna, nuestra secretaria. Pero no había manera de encontrarla, estaba esperando delante de su puesto cuando alguien se me acercó por detrás, sus andares eran como los de un humano así que cerré los ojos y aspiré, su fragancia la delató era Renesmee que venia a pedirme con ojos de Cordero degollado que la llevara de compras porque su ropa se le había quedado pequeña-. le dije todo de un tirón.

Bajé la cabeza y miré sus ojos, estaba segura de que si hubiera podido Isabella se hubiera puesto a llorar. Señalé la foto con el dedo, había una parte entrcortada por algún manazas con un ordenador, esa era yo.

-En este lado salía yo. Pero no creo que te hiciera mucha gracia verme con tu hija.-le dije esperando una respuesta, aunque no era necesario me senté en la sille que había al lado esperando la respuesta de Bella.

Elevó la vista al techo para luego cerrar los ojos. Enarqué una ceja ante esta reacción sin enteder demasiado.
Comenzo a contarme la historia de esa foto que no podía dejar de mirar.
No sabía como reaccionar cuando terminó de hablarme, si sentirme felíz o o no.
Tenía una mezcla impresionante de emociones.
Saber que los Vulturis la trataban bien me hací sentir algo mejor, saber que ella estaba bien era lo más importante, pero por dentro también sentía una profunda rabia, porque debía haber sido yo quíen llevaraba de compras a Renesmee.
Suspiré.

Señaló uno de los costados de la foto con el dedo para luego seguí hablandome.
Me pensé un momento la respues a aquella pregunta. No iba a mentir, me molestaba, por supuesto. Cualquíer relación que mi hija pudiera tener con un Vulturi por más que sea buena o mala, me molestaba.
- No voy a negarlo, pero igualmente prefiero verla contigo ántes que con Jane, Alec o quién sea...- murmuré.
Se sentó en la silla que estaba a mi costado y volví para observarla.

La diferencia de altura de muestras miradas daba mucho de sí, desde ahí la podría haber matado perfectamente con tansolo un leve movimiento. Era un vampiro muchísimo más antiguo que ella, por tanto mi fuerza tanto física como psicológica había aumentado en grosso modo. Abrí las piernas y apiolé mis finos codos sobre ellas y en las manos mi cabeza. Era un posición un tanto extraña pero bastante cómoda. La miré y abrí la boca haciendo un ademán de hablar, pero me lo pensé mejor y me callé. El silecio inundó la casa por unos instantes. ¿Así que no se fiaba de Jane?, me reí al recordar la cara que puso al ver que traímos a un bebé entre nosotros.

Solo se oía el ruido de los coches y la respiración a la que nos habíamos abituado a causa de estar siempre rodeados dd humanos.

-¿Hay algo más que quieras saber?.- le dije rompiendo el silencio tensionado que se había creado.

Me sentía clavada al suelo, era como si mis piés pesaran trecientos kilos cada uno. Lo único que podía hacer era seguír mirando aquella foto.
Me costaba reaccionar, y estaba segura de que si Heidi hubíera querído matarme en ese momento lo conseguiría sin esfuerzo.

El silencio nos invadió durante un buen rato. No sabía que decir, no sabía si debía hablarle, de todos modos no lo quería. Mi mente solamente estaba despierta para fantasear con esa imágen. Aspiré prufundamente tratando de imaginar su aroma con desesperación, auqella mezcla tan extraña de vampiro y humano que jámas se borraría de mi mente por más años que viviera.
La voz de Heidi me saco de mi esimismamiento. Asentí con la cabeza rapidamente.
- Quería perdirte solo un favor más- le dije con la voz serena entremezclado con un tono de suplica.
- Podrías darle esto a Nessie, puedes inventar cualquier historia sobre él, que se lo has comprado tu y lo que sea. Solamente quiero que le lleve consigo-metí una de mis manos por el cuello de la blusa y tanteé sobre mi pecho hasta encontrar lo que buscaba.
Tomé entre mis dedos la gruesa cadena que adronaba mi cuello hacia ya tantos años.
Tiré más hasta alcanzar el pesado medallón que colgaba de ella.
Era el relicario que le había comprado a Renesmee para su primera navidad, para que llevara consigo el recuerdo de su familia siempre.
Se le había caído el día de su marcha y desde ese momento reposó en mi hasta que llegara la oportunidad de devolverlo a su legítima dueña.
- Es de Nessie, y quiero que vuelva a sus manos- lo abrí para mirar la foto, era de ella cuando era pequeña, yo la había sustituído hacía ya algún tiempo.
Me saqué el colgante y extendí la mano abierta sosteniendo el relicario mientras la cadena se balanceaba de un lado a otro.
- Por favor- pedí con verdadera desesperación.

Miré con atención los pequeños y leves movimientos de mi invitada. De golpe y sin yo esperarlo empezó a hablar, me decía no sé que de un colgante que pertenecía a Renesmee.

-Renesmee por favor.-Dije indicando que el sobrenombre que le había puesto no me gustaba.

Miré el colgante, la miré a ella con su brazo extendido y de nuevo al colgante. Lo abrió delante mía como si quisiera mostrarme que dentro no había nada de que preocuparse. Seguramente lo aceptaría pero ella nunca lo vería, para mi desgracia Renesmee tenía demasiada buena memoria y eso sería sin duda nuestra perdición.

Cogí el colgante de manera fulminante y casi se lo arrebaté de las manos.

-Miraré lo que puedo hacer.-le dije en tono seco.- Aunque no te aseguro nada.-concluí.

Cogí el medallón y miré la foto. Estaba guapísima en esa foto. Lo recordaba como si fuera ayer. Era una chica preciosa y muy simpática y desde que había estado en Volterra yo había sido casi su madre.

Sonreí inocentemente. Pero esta vez no era una sonrisa burlona, sino una sonrisa de anhelo. Pasé el dedo por la foto y recordé como me cogía de la mano mientras íbamos de acá para allá.

Pero mis pensamientos se turbaron cuando mi movil sonó, una melodía como las antiguas. El típico ring, claro y fuerte. Miré la pantalla era Jane. Lo descolgué y le hablé en Italiano porque sabría que no lo reconocería. Luego colgué.

Volví a mirarla y esperé que dijese algo, al parecer todo esto le venía de nuevo.
-¿Algo más?.-incité.

De golpe lo tuve claro, sabía lo que iba ha hacer y el peligro que ello conllevaba.
-Me tengo que ir, cuando te vaya simplemente cierra la puerta.- le dije mientras salía por la puerta a toda pisa.